miércoles, 21 de mayo de 2008

MAS VALE PERDER UN BUEN AMIGO QUE UN BUEN PEDO

Emmanuel Carit, fisiatra y ambientalista alemán del siglo XVIII, quien acuñó la frase "Más vale perder un buen amigo que perder un buen pedo". Pero el consejo, lanzado en épocas en que el meteorito socavaba el Primer Reich, perdió vigencia con los años, cuando creció el concepto de amistad y la perfumería fue eliminando aromas amargos. "Amargo como pedo de perro", dice el criollo cuando rememora momentos difíciles.

Hoy por hoy solo a los ancianos parece permitírseles el desliz, cuando al reclinarse sugestivo de su torso, se admite "se alivió el abuelo".

El mismo Ernesto Sábato describe con pluma elocuente el incómodo momento cuando entre los pasajeros de un ascensor empieza a infiltrarse "el olor insidioso de un pedo silencioso". El mundo de los sonidos se enriquece con el gas orgánico. "Un pedo -escribe el dramaturgo venezolano Jourdan Aviba- estalló en la noche con el sonido prolongado de una tela que se desgarra". También el ámbito de las sensaciones. "Ese extremo derecho -califica el cronista deportivo- es un pedo líquido"-haciendo una referencia de respeto y de temor hacia la especie más temida entre las flatulencias, la acuosa, la traicionera, la instantánea, la fulmínea incontenible.

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